¡Hola curioso! este es sólo un espacio donde alcanzo a publicar algunas de las ideas que me saltan de neurona en neurona.

Para Kapuscinski los sentidos del periodista son estar, ver, oír, compartir y pensar, para mí varían un tanto nada más: estar, ver, oír, pensar y contar; así lo veo yo, como persona que disfruta de las letras.

¡Te deseo un placentero paseo por mi mundo imaginario y parte del real!

¿Granabasto o GranBastardo?

jueves, 26 de abril de 2012


Un nuevo día, otro en el que muchas personas desde tempranas horas de la mañana arriesgaran su vida en el intento de trasladarse de un lugar a otro; trabajo, universidad, colegio o a cualquier otro sitio de la ciudad. Debido a la aparente falta de logística y organización en el despacho de la ruta que recorre a Barranquilla de sur a norte y viceversa, se da la problemática social que afecta no solo a los usuarios de ese servicio, sino a todos los ciudadanos, que al transitar por la ciudad corren peligro al estar los GranBastardos en el mismo lugar.
Se ha convertido en una acción natural montarse en uno de estos vehículos de transporte a sabiendas de las infracciones y falta de seguridad que ello amerita. La desesperación de los usuarios por llegar a tiempo a su destino y cumplir con sus responsabilidades hace posible que se de esta problemática, de la que se aprovecha esta ruta, para llenar sus bolsillos a costa de los usuarios desesperados, quienes en muchas ocasiones son agredidos por los conductores de dicha ruta.
El solo hecho de esperar a que un bus pare en la hora pico de la mañana se ha convertido en un martirio, más aun cuando la esperanza es que si se detiene, el puesto será de banderilla, la zona roja, hasta que los de atrás vayan despejando y con suerte puedas pasar el torniquete; es allí la zona de batalla. Cuando por fin lo logras, ‘’estar a salvo’’, el dueño del volante, con gran cinismo pretende que traspases la multitud apretujada que se ubica detrás, moviendo bruscamente el torniquete y diciendo: ‘’por el medio, que hay espacio’’. ¿Por el medio?, ¿es que acaso no hay ni siquiera derecho a agarrarse de una de las sillas por lo menos?


El segundo momento en la zona de batalla es cuando comienza el forcejeo por parte del conductor, moviendo el torniquete en todas las direcciones para que el usuario se mueva de lugar, el cual en la mayoría de ocasiones responde a ello con la respuesta más obvia y lógica que acarrea dicha situación: ‘’NO HAY ESPACIO’’, acción a la que le siguen diferentes tipos de insultos por parte del conductor, quien como respuesta recibe abucheos y los mismos insultos por parte de los demás usuarios que observan la situación, y sienten que no está siendo atacada una sola persona sino todos los que van allí. El conductor finalmente debe tragarse sus palabras y guardar silencio, pero para él eso no queda hasta ahí.
Llega el momento en el que se pasa la zona de batalla (torniquete) y hay que prepararse para la inspección no autorizada de bolsos, maletines y bolsillos por parte de los ladrones que aprovechan el caos que se vive dentro del monstro ambulante para cometer sus fechorías. Ahora son dos los problemas, no siendo suficiente con depender de los impulsos y emociones de una persona que sobrepasa las barreras de ser un mal conductor al llegar a ser un mal ciudadano, dependemos en esta etapa de los movimientos que hagan los ‘’mano larga’’ en el trayecto.
Pobres, quienes no alcanzaron a descansar lo suficiente para ir atentos y despiertos en el trayecto, ya que caen en los brazos de Morfeo en un sueño profundo que los ‘’mano larga’’ no desaprovechan. Bajo sus tácticas de robo logran su cometido sin despertar a quien plácidamente duerme en una de las sillas del bus, y tampoco a los que aparentemente ‘’están despiertos’’. De repente, un monstruo, otro Granbastardo que pelea la vía y hace que el nuestro reaccione con un movimiento más brusco de lo normal despierta al pasajero durmiente, en una caída en el sueño que hace que se despierte sobresaltado, no lo suficiente para revisar sus bolsillos y darse cuenta de que lo han robado.
El momento decisivo llega, allí se sabe si el conductor fue lo suficientemente analítico durante el enfrentamiento, para grabarse la cara o por lo menos la ropa del usuario y así realizar lo que podría llamarse venganza.
El usuario se ubica en la puerta de salida, analizando la ubicación en la cual debe comenzar a tocar el timbre para bajarse del vehículo en el punto más cercano a su lugar de destino; el conductor al escuchar el sonido, mira por el espejo retrovisor y detecta al usuario, ¡bingo!, ya sabe de quién se trata y basta decir que no frena en el lugar solicitado, sino dos cuadras y media después, pero aun con ello, descaradamente abre la puerta en medio de una calle transitada, los demás pasajeros le abuchean y el usuario en la puerta le pide que por favor se orille, lo que efectivamente hace después de dos cuadras más.
Por fin llega el momento del descenso del bus, el usuario logró ganar esa batalla, pero seguramente no deja de pensar en la que deberá librar nuevamente a su regreso, al finalizar el día. ¿Quién ganará esta guerra?

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