LOS INTENTOS FALLIDOS DE FORTALECIMIENTO
INSTITUCIONAL
Durante
las últimas décadas, Colombia se ha convertido en un país con grandes cambios
constitucionales, los cuales han sido difíciles de afrontar, en términos a que
ellos terminan más al servicio de los intereses particulares, de grupos
religiosos e ideológicos, organizaciones legales e ilegales. Lo anterior,
constituye lo que define Garay como Reconfiguración Cooptada y Captura del
Estado, donde dichos grupos y organizaciones buscan modificar las políticas
públicas con el fin de obtener beneficios particulares, igualmente buscando
influir en la de leyes, regulaciones, y otras políticas públicas para su propio
beneficio.
Los cambios constitucionales
en Colombia han sido difíciles de afrontar ya que precisamente estos son la
muestra clave de las dificultades del país para encontrar el camino de la
institucionalidad, entendiéndola como la búsqueda de la equidad, ante la cual
todos somos iguales, un Estado que busque el bien común y no el particular de
algunos.
Como fue
señalado, Colombia se ha convertido en un país donde la criminalidad ha
adquirido características excepcionales, gracias a que cuenta con actores
delictivos entre los cuales se encuentran bandas de crimen organizado y grupos
armados ilegales subversivos y antisubversivos. Todos estos actores pueden
estar interesados en manipular las leyes del Estado, sobre todo porque todos
han confluido en torno al narcotráfico. Para lograr dicho propósito, éstos
grupos pueden acudir a procedimientos distintos al soborno, como la amenaza y
el asesinato que, de hecho, son más efectivos y persuasivos en el corto plazo,
así como a la asociación o formación de partidos políticos y otras
instituciones en una perspectiva del largo plazo.
En el país hay más de 7,000 niños
empuñando las armas de guerra en las filas de la subversión y el
paramilitarismo, lo que refleja el profundo vacío ético de la sociedad
colombiana. Pero aún más grave es la corrupción en todos sus niveles, que
ubican al país entre las diez naciones más corruptas del planeta. Según el
reciente informe publicado por la Revista Semana, son alrededor de casi 5
millones y medio de víctimas del conflicto armado desde 1.985. El 11,5 por
ciento de la población colombiana ha sufrido directamente por el conflicto armado.
El Estado Colombiano no es
un Estado fracasado, pero de no tomar las medidas pertinentes estará haciendo
todo lo posible por serlo. Son muchos los lugares de la patria donde se pierde
la soberanía; hay falta de reconocimiento institucional (cuando hablaba de la
búsqueda de la institucionalidad), y esto se da, precisamente en las zonas de
división geográfica donde se han generado los principales conflictos del país.
DIÀLOGOS
Y JUICIO MORAL
Abordando el tema de los conflictos y la
búsqueda de la solución a estos, Humberto de la Calle, Jefe de
la Delegación del Gobierno Nacional para los diálogos de paz, publica un
artículo: Buscar la paz: imperativo moral, el cual, analizándolo con base a los
niveles del juicio moral, se puede decir que las personas que se oponen al
diálogo con las farc, las cuales presentan diferentes motivos para ello, tales
como indignación y repudio frente a los hechos realizados por el grupo
guerrillero, se encuentran en un nivel del desarrollo del juicio moral que
podría estar oscilando entre lo pre-convencional en una tendencia a la sólo
conciencia del castigo y en lo convencional en conciencia a la norma, es decir,
a observarla mas no analizarla. La temática del apoyo o no al proceso de paz,
se constituye en un dilema, un aspecto complejo.
OPOSICIÒN
AL PROCESO
En este aspecto, se puede decir que las
personas que se oponen al diálogo demuestran una lógica sobre la solución al
conflicto limitada frente a sus experiencias con el mismo, la vinculación y el
contacto que solo ellos han tenido dejando otros aspectos por fuera y el
sentido crítico frente al problema para encontrar la solución. Algunas
personas, quienes disienten de la forma como se pretende llegar a los acuerdos,
no distan del mismo objetivo claro e ineludible de lograr la paz... pero una
paz, que piense en las victimas y no en los victimarios.
Por otro lado, viéndolo
desde una perspectiva fuera del marco de los niveles del desarrollo del juicio
moral que establece Kohlberg, estas personas lo que piden es que los millones
de colombianos secuestrados, mutilados, extorsionados, asesinados,
desaparecidos, despojados, robados, burlados, niños prostituidos, etc, no
queden impunes. La paz jamás podrá estar por encima de la Justicia porque solo
y únicamente la justicia es el camino y la justificación de la paz.
La ausencia de coherencia en
todos los discursos de este gobierno, nos hace dudar mucho. Los colombianos no
estamos afincados en el castigo, anhelamos una paz verdadera, no una versión,
que se percibe bastante amañada para los intereses de unos cuantos, y dónde se
escucha a las Farc pedir todo el peso de la ley contra los militares, nuestra
legítima fuerza pública y de la que asumimos sus errores y sus aciertos, y para
ellos, una impunidad con infinitos derechos. Su discurso está cargado de mucha
retórica, hecho que me confirma que el gobierno no ha entendido que es más
importante la percepción que “las buenas intenciones”; porque la percepción se
basa en las experiencias reales, en este caso de víctimas y ciudadanos que luchan
cada día por una mejor calidad de vida. Y de verdad no me tranquiliza el
proceso de refrendación, porque esto es como las encuestas de satisfacción,
preguntas cerradas que van orientadas a una respuesta específica. Después nos
dirán: ustedes lo aceptaron, es su responsabilidad.
APOYO
AL PROCESO
Paralelamente, las personas
que apoyan el proceso de diálogo con los farc enmarcado éste en los niveles del
desarrollo del juicio moral de Kohlberg estarían en un nivel pos-convencional,
ya que existe una capacidad crítica a la norma, es decir, un paso al cambio y a
nuevas propuestas que no se quedan estancadas en el simple vínculo personal con
la problemática, si no que avanzan y buscan nuevos horizontes que den nuevas
perspectivas para entender de mejor manera el conflicto. Aquí, entra a jugar el
aspecto de la educación y el manejo del pensamiento abstracto, en este nivel,
la persona es capaz de ser crítico frente a la problemática que se le plantee,
en este caso, en no tragar entero lo que los medios masivos de comunicación se
encargan se filtrar y sostener como verdades en la sociedad, y de esta manera,
el individuo podrá crear hipótesis para cambiar lo que se le ha impuesto y
posiblemente romper con las espirales del silencio de la sociedad y no seguir
con la conciencia del miedo que es alimentada por la misma sistema, la
educación, y la familia, y así, poder marchar hacia una nueva etapa, atreverse
al cambio.
LOS
COSTOS PARA CONSTRUIR UN ESTADO DEMOCRÀTICO, DE JUSTICA Y PAZ.
Es muy complejo, y muy
difícil que haya un apoyo para estos diálogos de paz, todos queremos la paz,
pero ¿a costa de qué?, ¿será que las sanciones para los crímenes de lesa
humanidad superan la posibilidad de obtener la paz que contempla la
constitución que todos merecemos? El problema de la supuesta prelación de un
derecho sobre otro es artificial, porque lo importante es la creación de un
estado que tenga presencia en todo el territorio nacional y que pueda cumplir
sus funciones esenciales de estímulo a los derechos humanos, defensa de la
vida, promoción y garantía de justicia, condiciones para el trabajo y la
productividad donde se respeten tanto los derechos del trabajo como el del
capital. A todo un proyecto de este tipo, ¿qué papel jugaría el perdón? Es
desde esta necesidad trascendental que debemos evaluar los sacrificios que nos
impone la búsqueda de la paz; y un sacrificio pudiera ser, no renunciar al
derecho a la información, pero si evitar que el clima de diálogo sea envenenado
por el sensacionalismo y el amarillismo que es muy del gusto de los dueños de
los medios de comunicación. La información como negocio es a lo que se debe
sacrificar, no a la información como derecho. Capitalismo caníbal es lo que nos
tiene así.
Hace falta pedagogía en
términos de manejo de la información, la gente desconoce qué es lo que se está
negociando, más allá de decir que se trata del camino a la paz, es una cadena
con diferentes eslabones; estos son las temáticas y conflictos actuales del
país, que finalmente llegan al broche con la paz.
Los actuales diálogos de
paz, colocan a el país en un escenario en el que hay que luchar para cambiar,
pues de no hacerlo, las actuales diferencias sociales entre los pueblos, se
multiplicarían de manera explosiva, representando la más seria y grave amenaza
para la paz y la seguridad que se haya conocido en la historia de la humanidad;
así que es hora de luchar por ello, por el cambio, porque la crisis es un
escenario perfecto para cambiar los cimientos, y que desde la solución de esta problemática se
pueda acabar con muchas otras.
Viendo el fenómeno desde sus
raíces profundas es obvio que el dilema no es entre información o paz, sino
entre justicia y paz.